La creciente actividad del volcán El Reventador encendió las alertas en el sector energético. Petroecuador activó un plan de obras preventivas junto al Oleoducto de Crudos Pesados (OCP) para desviar tramos del SOTE y del poliducto Shushufindi–Quito. Con esto se busca reducir la exposición a amenazas volcánicas y sostener el flujo de hidrocarburos.
Según el Instituto Geofísico (IG), este 24 de octubre de 2025 el volcán mantuvo actividad superficial alta y actividad interna moderada, con tendencia estable.
Petroecuador blinda infraestructura estratégica
La red de oleoductos y poliductos es la columna vertebral de la economía. Sostiene ingresos fiscales, abastecimiento y estabilidad. De allí que el cronograma de variantes por amenaza geológica tenga carácter de prioridad nacional. La estatal recalca el enfoque técnico y preventivo y la transparencia de contratación y ejecución bajo normativa vigente.
El cálculo económico es contundente. Una interrupción del SOTE y del poliducto afectaría exportaciones y logística de derivados, con impacto directo en flujo de caja público y privado. En escenarios de crisis, el costo de no hacer nada supera ampliamente la inversión de mitigación.
El IG confirma señales consistentes de actividad en El Reventador. En las últimas 24 horas se reportó columna continua de gases y ceniza de hasta 1.300 m sobre el cráter, desplazada al noroeste, además de 89 eventos sísmicos (con 74 explosiones), 43,9 toneladas de SO₂ y incandescencia con descenso de material hasta 1.100 m por debajo de la cumbre.
Estado del volcán (24 de octubre de 2025)
| Tipo de actividad | Nivel actual | Tendencia |
|---|---|---|
| Superficial | Alta | Sin cambio |
| Interna | Moderada | Sin cambio |
El riesgo no proviene solo de erupciones o explosiones. Los lahares (flujos de lodo y escombros) pueden movilizarse rápidamente pendiente abajo y alcanzar ríos adyacentes. El propio IG advierte: “En caso de lluvias fuertes estas podrían removilizar el material acumulado, generando flujos de lodo y escombros que descenderían por los flancos del volcán y desembocarían en los ríos adyacentes”. Allí es donde se ubican tramos sensibles de la infraestructura energética.
Aunque El Reventador está en una zona remota entre Napo y Sucumbíos, su influencia se canaliza por valles y quebradas. Por ello, el énfasis del plan es reposicionar ductos fuera de corredores de flujos piroclásticos, lahares y caída de bloques, reduciendo la exposición física.
Un proceso eruptivo largo, una respuesta de corto plazo
El volcán mantiene un proceso eruptivo continuo desde 2002, con variaciones de intensidad. La fase actual combina explosiones frecuentes, emisión de ceniza, pulsos de lava y descenso de material incandescente, patrón que eleva el riesgo sobre activos lineales como oleoductos.
El carácter remoto del macizo limita el peligro directo para población, pero no para infraestructura crítica. Por eso, los desvíos de 2,03 km en SOTE y poliducto funcionan como buffer físico: aumentan la distancia a cauces potencialmente afectados y facilitan accesos de mantenimiento y respuesta.
La coordinación interinstitucional (Petroecuador–OCP–IG) es hoy el eje de la mitigación. A nivel operativo, las variantes exigen ventanas de trabajo ajustadas al pulso eruptivo, gestión de permisos ambientales y monitoreo instrumental continuo para revalidar supuestos de diseño frente a cambios del volcán.
Con USD 20 millones diarios en juego, cada jornada de avance en SOTE y poliducto Shushufindi–Quito reduce la probabilidad de un apagón logístico. En un entorno de actividad superficial alta y amenazas hidrometeorológicas capaces de disparar lahares, blindar hoy la infraestructura permite que mañana el país mantenga operativos sus oleoductos sin sacrificar ingresos ni abastecimiento.
