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María Troncatti, santa que fue canonizada este domingo 19 de octubre después del milagro concedido a Juwà Bosco, del pueblo Shuar de Ecuador


Este domingo 19 de octubre de 2025, en una solemne ceremonia en la Plaza de San Pedro, el Papa León XIV declaró santa a Sor María Troncatti. Esta misionera salesiana es conocida como la “madrecita” del pueblo shuar de Ecuador. La canonización fue posible gracias a la curación extraordinaria de Juwà Bosco, un carpintero indígena ecuatoriano. Él sobrevivió a un accidente craneal devastador, un hecho que la Iglesia Católica ha reconocido oficialmente como un milagro.

La canonización eleva a los altares a una de las figuras misioneras más queridas de la Amazonía ecuatoriana. Esto sucede casi 55 años después de su muerte. En la ceremonia, Juwà Bosco estuvo presente en Roma, adonde llegó el pasado 15 de octubre. Viajó junto a su familia y una delegación de las Hijas de María Auxiliadora para dar testimonio vivo del milagro que hoy celebra la Iglesia universal.

El accidente que desafió a la medicina y llevó a la santidad a María Troncatti

El camino hacia la santidad de María Troncatti se cimentó en un suceso ocurrido el 2 de febrero de 2015, en la comunidad de Nunkui Nunka, provincia de Morona Santiago, en la selva ecuatoriana. Juwà Bosco, de 40 años en ese entonces, trabajaba en su taller cuando la amoladora que utilizaba se partió. Un gran fragmento de piedra le impactó directamente en la cabeza. El accidente le provocó una fractura craneal abierta con pérdida de masa encefálica.

La situación era desesperada. Sus compañeros, con la ayuda de una enfermera local, lo transportaron en una camilla improvisada. Lo llevaron durante media hora por la selva y cruzaron el río Macuma en canoa. Finalmente, llegaron a una pista aérea. Tras ser estabilizado en Taisha y Macas, fue trasladado en ambulancia aérea al Hospital Regional Docente de Ambato.

El diagnóstico de ingreso fue crítico: “lesión cerebral abierta con exposición de tejido cerebral, Glasgow 6T/15”. El neurocirujano que lo atendió consideró el pronóstico reservado, con un “altísimo riesgo de muerte”. Juwà Bosco fue operado de emergencia y, aunque sobrevivió, despertó en cuidados intensivos con hemiplejía izquierda. Esto significa parálisis del lado izquierdo del cuerpo y sin capacidad de hablar.

La intercesión y el sueño milagroso

Mientras la ciencia médica ofrecía escasas esperanzas, la familia y la comunidad shuar iniciaron una intensa cadena de oración. Encomendaron la vida de Juwà Bosco a la intercesión de Sor María Troncatti. La misionera italiana había dedicado su vida a los shuar y había muerto en esa misma tierra décadas atrás. Los familiares de Bosco colocaron un gran cuadro de la beata frente a su cama en Macas. Esto le recordaba que ella siempre ayudaba a los que sufrían.

Una noche, entre finales de marzo y comienzos de abril de 2015, Juwà Bosco tuvo un sueño vívido. Según su relato, una mujer vestida de blanco que se identificó como Sor María Troncatti se acercó a él. “Tomó unos ungüentos, me dijo: ‘Tú sabes m’hijito, que he venido a curarte, sé que sufres’”, relató Bosco. En el sueño, la religiosa le masajeó el cuello y la pierna izquierda, asegurándole: “Mañana caminarás”. También le dio una palmada en la boca y le dijo: “Mañana hablarás”.

Al despertar, el milagro se había consumado. Juwà Bosco ya no sentía dolor, pidió ayuda para ponerse de pie, pronunció sus primeras palabras y comenzó a caminar. En los días siguientes, recuperó completamente la movilidad y el habla. No había realizado ningún proceso de rehabilitación médica. El 5 de abril de 2015, caminó por sus propios medios hasta la Catedral de Macas para agradecer su curación. Años después, en 2017, el neurocirujano que lo había operado en Ambato, al verlo completamente recuperado, declaró sorprendido que tenía frente a él a “un muerto resucitado“.

El reconocimiento de Roma y la figura de la “Madrecita”

El 25 de noviembre de 2024, tras una exhaustiva investigación diocesana y vaticana, el Papa Francisco autorizó al Dicasterio para las Causas de los Santos a publicar el decreto. Este reconocía oficialmente este hecho como un milagro atribuido a la intercesión de María Troncatti. Este fue el paso final que permitió su canonización. Ella había sido beatificada el 24 de noviembre de 2012 en Macas, durante el pontificado de Benedicto XVI.

Sor María Troncatti nació en Italia en 1883. Sirvió como enfermera de la Cruz Roja durante la Primera Guerra Mundial antes de ser enviada como misionera a Ecuador en 1922. Dedicó el resto de su vida al pueblo shuar, en las misiones de Macas, Sevilla, Don Bosco y Sucúa, donde realizó una intensa labor de evangelización y atención médica. Murió en un trágico accidente aéreo en Sucúa el 25 de agosto de 1969. Sus restos reposan en Macas.

El legado del milagro de María Troncatti

Para Juwà Bosco, la curación fue más allá de lo físico. Su familia relata que el milagro provocó un “cambio radical” en su vida. Su esposa, Natalina, asegura que “al ver a mi esposo, la gente dice que lo que sucedió es un milagro de Dios”. El propio Juwà Bosco reconoce que antes del accidente le daba “poca importancia a Dios”. Sin embargo, ahora, “él es el primero en rezar”. La canonización de María Troncatti no solo da a la Iglesia una nueva santa, sino que también sella la profunda conexión entre la fe, la “madrecita” italiana y la selva amazónica ecuatoriana.

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