En seis años, Ecuador ha perdido más de USD 2.200 millones por los tres paros nacionales que golpearon su economía en 2019, 2022 y 2025. Los bloqueos, cierres de carreteras y suspensión de actividades productivas han dejado una huella profunda en la estabilidad del país, que aún no se recupera completamente de los efectos acumulados de estas protestas.
Aunque los motivos de cada paro fueron distintos, el resultado económico ha sido el mismo: millones de dólares perdidos, inversión frenada y una creciente percepción de riesgo. “El país no solo se detiene cuando hay un paro, se desangra económicamente”, advirtió en medios nacionales el consultor empresarial José Xavier Orellana, quien estima que el paro iniciado el 22 de septiembre de 2025 ya ha provocado más de USD 300 millones en pérdidas directas, principalmente en la Sierra norte.
El costo acumulado de seis años
De acuerdo con datos del Banco Central del Ecuador (BCE) y la Cámara de Industrias y Producción (CIP), los tres paros más extensos de los últimos años dejaron el siguiente balance económico:
| Año del paro | Duración (días) | Pérdidas estimadas (USD) | Fuente oficial | Principales sectores afectados |
|---|---|---|---|---|
| 2019 | 12 | 821,7 millones | Banco Central del Ecuador | Comercio, energía, turismo, transporte, industria |
| 2022 | 18 | 1.115,4 millones | Banco Central del Ecuador | Energía, agricultura, industria, comercio, turismo |
| 2025 | 30 | 80 a 300 millones | CIP y consultor (oct. 2025) | Turismo, transporte, sector textil, producción agrícola |
Total acumulado de pérdidas 2019–2025: más de USD 2.200 millones.
Los sectores productivos más sensibles se repiten con cada paralización: comercio, energía, industria y turismo. En cada caso, la interrupción de la cadena logística genera un efecto dominó que afecta desde la producción hasta el consumo final.
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En 2019 (Lenin Moreno), el comercio registró pérdidas por USD 196,6 millones, un 24 % del total.
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En 2022 (Guillermo Lasso), energía e hidrocarburos lideraron con USD 330 millones, seguidos del comercio (USD 318 millones) y la industria (USD 227 millones).
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En 2025 (Daniel Noboa), la producción agrícola y el turismo encabezan las pérdidas, con estimaciones superiores a USD 70 millones solo en Imbabura.
| Año | Sector más afectado | Monto estimado (USD) | Porcentaje del total |
|---|---|---|---|
| 2019 | Comercio | 196,6 millones | 24 % |
| 2022 | Energía e hidrocarburos | 330 millones | 30 % |
| 2022 | Comercio | 318 millones | 28 % |
| 2022 | Industria | 227 millones | 20 % |
| 2025 | Agricultura y turismo | 70 millones (parcial) | — |
Más días de paro, menos confianza e inversión
Expertos coinciden en que las cifras revelan una tendencia: cada paro dura más y erosiona la confianza de inversionistas nacionales e internacionales.
Según el BCE, el paro de 2022 redujo en 1 % el PIB anual y frenó el ingreso de más de USD 1.000 millones en inversión extranjera que nunca llegó. Durante el conflicto de 2025, el riesgo país osciló entre 672 y 864 puntos, reflejando el aumento de la incertidumbre financiera.
Holbach Muñetón, presidente de la Federación Nacional de Cámaras Provinciales de Turismo, señaló que las pérdidas en 2019, 2022 y ahora 2025 responden al turismo especialmente. «No cuantificamos todo: dos millones y medio a tres millones diarios, más cancelaciones para octubre (…) ¿Quién repone 25-28 millones perdidos en Imbabura?».
Las consecuencias indirectas son, según analistas, las más difíciles de revertir y pueden arrastrarse durante años.
Tres paros, un mismo detonante: los combustibles
Aunque cada conflicto tuvo su contexto, existe un hilo conductor: la política de subsidios a los combustibles.
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En 2019, el retiro de los subsidios a la gasolina Extra y al diésel encendió las protestas.
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En 2022, los reclamos giraron en torno al alza de combustibles y a un paquete de demandas económicas y sociales.
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En 2025, nuevamente la eliminación del subsidio al diésel actuó como catalizador, aunque las demandas se ampliaron al IVA, el salario básico y las reparaciones sociales.
Esta reiteración evidencia que el tema energético sigue siendo el punto más inflamable del debate político ecuatoriano.
División de liderazgos
Expertos destacan que el paro de 2025 es distinto a los tradicionales porque carece de una estructura unificada al haber permitido la CONAIE que cada provincia se organice por su cuenta, fragmentando la representación indígena y complicando el diálogo con el Gobierno.
Esa dispersión redujo la magnitud nacional de las protestas, pero también prolongó su duración: menos masivas, más persistentes.
El Gobierno, por su parte, enfrentó el conflicto en medio de una crisis de seguridad y una campaña electoral por la Consulta Popular, lo que añadió tensión política y ralentizó las negociaciones.
Lecciones de seis años de paralizaciones
Del análisis comparativo de 2019, 2022 y 2025 se desprenden tres conclusiones principales:
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Vulnerabilidad estructural: los sectores logísticos y de consumo interno son los primeros en colapsar ante bloqueos.
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El costo del diálogo fallido: mientras más se retrasa la negociación, más se multiplican las pérdidas.
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La necesidad de prevención: Ecuador carece de mecanismos permanentes de mediación que eviten que los conflictos sociales se conviertan en crisis económicas.
En esta ocasión, para mitigar el impacto de las paralizaciones, el Gobierno de Daniel Noboa ha anunciado que el Impuesto al Valor Agregado (IVA) se reducirá al 8% en Imbabura, provincia donde se radicalizaron las protestas. Además, se lanzará una campaña para promover el turismo.
