Los ingresos básicos proyectados para 2026 vuelven a mostrar un mapa salarial desigual en América Latina. Mientras algunos países se consolidan con los salarios mínimos más altos de la región, otros avanzan con cautela o enfrentan limitaciones estructurales que frenan los incrementos.
Los países con los salarios mínimos más altos
Con datos oficiales y proyecciones disponibles hasta el cierre de 2025, Costa Rica se perfila nuevamente como el país con el salario mínimo más elevado de América Latina. Con montos que oscilan entre 720 y 763 dólares mensuales. Le sigue Uruguay, que tras un ajuste cercano al 7,5 % proyecta ingresos mínimos que superan los 620 dólares y podrían acercarse a los 770 dólares, dependiendo del sector.
En Chile, el salario mínimo se ubicaría entre 580 y 584 dólares, consolidándolo como uno de los más altos de Sudamérica. México, por su parte, mantiene un esquema diferenciado: el salario mínimo general ronda los 530 dólares mensuales, mientras que en la zona fronteriza con Estados Unidos alcanza cerca de 740 dólares, uno de los valores más competitivos de la región.
Ecuador y Brasil: aumentos moderados
En el caso de Ecuador, el Salario Básico Unificado (SBU) fue fijado en 482 dólares mensuales para 2026, un incremento moderado frente a 2025 que lo ubica por encima de varios países latinoamericanos, aunque lejos de los líderes regionales.
Brasil presenta uno de los salarios mínimos más bajos en términos de dólar, con una proyección de alrededor de 295 a 303 dólares, pese a los ajustes recientes en moneda local.
Países con cifras en negociación o estimadas
Otros países aún no han definido montos oficiales, pero las estimaciones permiten completar el panorama regional. Colombia podría alcanzar un salario mínimo cercano a los 380–390 dólares, mientras que Perú se movería entre 300 y 330 dólares, sujeto a las negociaciones internas.
Bolivia se ubica alrededor de los 405 dólares, Panamá cerca de los 341 dólares y Paraguay entre 350 y 370 dólares, con ajustes vinculados a inflación y productividad.
En naciones como El Salvador, República Dominicana, Nicaragua y Venezuela, los salarios mínimos son más bajos o presentan alta volatilidad. El caso venezolano continúa siendo el más crítico, con ingresos mínimos extremadamente reducidos en términos de dólar.
Más allá del monto: las causas de la desigualdad
El economista Andrés Rodríguez, en entrevista con diario La Hora, explicó que la comparación en dólares no explica por sí sola las diferencias. Las brechas salariales responden a factores estructurales como la productividad laboral, el nivel de formalización del empleo y la capacidad fiscal de cada país para sostener incrementos sin afectar su estabilidad macroeconómica.
“Economías más diversificadas y con mayor empleo formal, como Uruguay o Chile, pueden sostener salarios mínimos elevados. En contraste, países como Ecuador enfrentan restricciones por bajo crecimiento, alta informalidad y limitada recaudación”, señala.
El desafío regional
El panorama salarial de 2026 confirma que América Latina sigue marcada por asimetrías profundas en desarrollo económico y calidad del empleo. En países como Ecuador, el debate continúa abierto: subir el salario mínimo mejora el ingreso de quienes tienen empleo formal, pero también puede presionar el desempleo juvenil y la informalidad, un dilema que seguirá en el centro de la discusión económica regional.
