En un escenario económico marcado por la reciente fijación del Salario Básico Unificado (SBU) en $482 para el año 2026, el debate sobre la sostenibilidad del empleo formal cobra fuerza. En un espacio de diálogo con Manavisión Plus, el abogado Andrés Madero, analista y exministro de Trabajo, habló sobre los desafíos estructurales que enfrenta el mercado laboral ecuatoriano. Para Madero, el consenso alcanzado entre empleadores y trabajadores es un “punto de partida” necesario, pero insuficiente si no se aborda una reforma integral que responda a las exigencias tecnológicas y productivas del siglo XXI.
-Abogado, tras los resultados del referéndum de noviembre, ¿qué mensaje cree que envió la ciudadanía respecto a las reformas laborales, aunque no hubiera una pregunta directa sobre el tema?
El mensaje es claro, existen problemas estructurales que están a la vista de todos y que no responden a un gobierno de turno ni a un color político específico. Son deudas históricas que requieren una atención determinante de todos los actores sociales y productivos para generar acuerdos mínimos que tengan consensos duraderos. Debemos entender que las reformas siempre deben plantearse para generar empleo, pero esto solo ocurre si hay crecimiento económico impulsado por la inversión. La inversión no llega a un país si no existen las condiciones y el ambiente propicio; por eso es urgente un acuerdo nacional que cambie estas bases.
-¿Qué tan grave es esta cifra actualmente del desempleo en nuestro país?
Es un dato que debe alarmarnos, de cada 10 ecuatorianos, 7 no cuentan con un empleo formal. Solo 3 tienen la protección del Código del Trabajo y la seguridad social. Esos 7 ciudadanos se levantan cada día sin saber si tendrán los ingresos mínimos para alimentar a sus familias. Eso no es solo precarización laboral, es precarización humana por el drama que viven. El sistema actual les ha fallado y las reformas deben centrarse en darles una respuesta a ellos, que son la gran mayoría excluida del mercado laboral y de la protección social.
-Sobre el aumento de 12 dólares al salario básico, ¿cree que la estructura actual de fijación salarial es la adecuada para todos los sectores?
El aumento busca mantener el poder adquisitivo frente a la inflación, pero el salario básico en Ecuador no hace distinción entre una multinacional y un pequeño emprendimiento. Si usted abre un local de comidas y contrata a un mesero, debe pagarle los mismos 482 dólares que paga una industria pesquera gigante a un trabajador general. Esa distorsión debe corregirse. No debería mantenerse el mismo incremento para una ‘Pyme’ (pequeña y mediana empresa) que para una gran industria; la reforma debería permitir que los salarios se ajusten en proporción a la estructura económica del país para no asfixiar al pequeño productor.
-¿Qué opina sobre la viabilidad del contrato por horas para estas pequeñas y medianas empresas?
Más allá de que sea viable o no, en el mundo es una discusión agotada; se utiliza normalmente. Pero hay que tener claro algo, no es que mañana se apruebe un contrato por horas y se solucione el tema del empleo de inmediato. Va a ser una herramienta que atenderá las necesidades particulares de un sector, pero el problema del empleo debe analizarse de forma integral para que, a través del crecimiento económico y el apoyo a la industria nacional, se generen las plazas que el país requiere.
-Desde su rol académico en la Universidad ECOTEC, ustedes plantean un foro sobre la eliminación y optimización de trámites. ¿Cómo impactaría esto directamente en la productividad?
Es fundamental. Actualmente, poner un negocio en Ecuador toma entre seis a ocho meses debido a la burocracia de trámites y autorizaciones. Son ocho meses donde el emprendedor gasta pero no ingresa nada. Proponemos un sistema de ‘control ex post’, que el ciudadano firme un compromiso de cumplimiento de requisitos y abra su negocio inmediatamente. Que el Estado verifique después, pero que no obstaculice el inicio de la actividad. En ECOTEC estamos convencidos de que esto dinamizaría la economía de inmediato sin necesidad de reformas legales complejas.
-¿Cómo está preparando la academia, específicamente ECOTEC, a los jóvenes para un mercado que ya usa inteligencia artificial y robótica?
Trabajamos de manera transversal con gremios y empresarios para que nuestros perfiles sean pertinentes al siglo XXI. No podemos seguir formando profesionales para el siglo XIX cuando ya hay cajeros automáticos reemplazando funciones humanas. Necesitamos formación dual, técnica y, sobre todo, ética. Los casos judiciales recientes nos muestran que podemos tener profesionales con doctorados pero sin formación en valores. En ECOTEC logramos que más del 80% de graduados ejerzan su carrera rápido porque los preparamos para la realidad tecnológica y ética actual.
-¿Es posible impulsar una Ley de Empleo Juvenil a corto plazo para romper el círculo vicioso de la “falta de experiencia”?
Es pertinente. A través del Ministerio del Trabajo se pueden generar programas de incentivos para la contratación juvenil, como se ha hecho en el pasado. En Manabí, por ejemplo, el potencial del ecoturismo y agroturismo es enorme. Si se generan mecanismos ágiles para que los jóvenes entren a estos sectores, estaríamos combatiendo la informalidad de raíz. Debemos darles herramientas en comunicación, pensamiento crítico y razonamiento para que afronten las realidades del siglo XXI.
-Abogado, ¿cómo modernizar el mercado laboral sin precarizar derechos adquiridos de los trabajadores??
Ese trámite administrativo hoy puede demorar hasta cuatro meses, generando un desgaste anímico y económico terrible tanto para el trabajador como para el empleador. Debe modernizarse para ser un trámite ágil. Si una de las partes incurre en una violación, la otra debería poder generar de manera inmediata la terminación del contrato con las consecuencias legales del caso, y si existe una divergencia, ir directamente a la impugnación judicial. Debemos ajustar el Código del Trabajo a la velocidad y dinámica de los tiempos actuales.
-Un tema sensible es la mano de obra extranjera que a veces trabaja por menos del mínimo. ¿Cómo afecta esto al mercado laboral formal?
Evidentemente golpea al empleo formal. Esto debe ser controlado mediante un sistema correcto de inspecciones nacionales. Mi experiencia me dice que la mayoría de los incumplimientos son por desconocimiento o mal asesoramiento; cuando se inspecciona, el empleador suele ponerse al día. El control evita situaciones de vulnerabilidad tanto para ecuatorianos como para extranjeros que, por falta de protección legal, terminan aceptando condiciones precarias.
-Finalmente, ¿cómo se logran consensos entre sectores que históricamente han sido antagonistas?
Ya lo demostramos en el Consejo Nacional de Trabajo y Salarios. Es un ente técnico y tripartito que privilegia el diálogo social. El acuerdo salarial reciente es una muestra de que es posible deponer posiciones. Ya no estamos para elevar muros que dividan, sino para tender puentes que nos acerquen. Este consejo debería ser utilizado todo el año para plantear reformas integrales en educación, seguridad y eficiencia pública.
