Tras la derrota del Ejecutivo en la consulta popular, el Gobierno del presidente Daniel Noboa reestructuró parte de su gabinete, pero mantuvo sin cambios a los funcionarios de sectores estratégicos como hidrocarburos, minería y seguridad. En una entrevista para Manavisión Plus, Gustavo Isch, consultor político y exsecretario de Comunicación de Gobierno, afirmó que este resultado demuestra que la narrativa política del correísmo versus el anticorreísmo no es suficiente para la ciudadanía. También, fue enfático al criticar el uso de millonarios recursos en campañas políticas en lugar de invertirlos en salud y educación, advirtiendo que, sin inversión pública ni privada de calidad, el 2026 será un año sumamente difícil.
-¿Cuál es la lectura que le deja a usted, pasado casi un mes luego de esta consulta popular, y qué se espera ahora para el 2026?
El resultado fue muy importante y nos está diciendo con claridad que en Ecuador, mucho más allá de esta narrativa manipuladora del correísmo y del anticorreísmo, hay una corriente progresista de ciudadanos que lee muy bien no solo la coyuntura, sino la importancia de temas estratégicos. Lo que vemos es que se gastan millones de dólares en campañas que funcionan como cortinas de humo, y que bien podrían haberse invertido en sectores críticos como, por ejemplo, en la salud pública.
Luego del resultado, se reestructura el gabinete, pero no se tocan los cambios en los sectores estratégicos del país, como hidrocarburos, minería, vialidad o seguridad. Esto nos dice que el resultado de la consulta no generó, por parte del régimen, una culpa, es decir, una nueva actitud más democrática y abierta al diálogo.
–Según su experiencia, ¿qué le espera al Ecuador en el 2026? Teniendo en cuenta que el precio del barril de crudo se proyecta a la baja.
No va a ser un año fácil. Va a haber un efecto rebote en la economía en los primeros meses, que nos va a sugerir que la economía ha mejorado, pero no es más que un efecto rebote de lo que en los meses anteriores se ha venido produciendo. En general, no tiene un sustento a partir de un movimiento de inversión pública y privada de calidad. Más bien, la inversión pública no existe, y diciembre termina con cero inversión pública; y no va a existir en enero, ni en febrero, ni marzo, porque no hay recursos.
Es muy posible que el manejo fiscal entre en una crisis sumamente grave, porque el Estado tiene una deuda pública enorme, que ya bordea los 90 mil millones de dólares, y gasta más de lo que produce. Vamos a tener nuevamente campaña electoral. Lo que vamos a ver es más bien un fortalecimiento de la política a nivel territorial, pero la política nacional carece de un liderazgo muy consistente, un liderazgo con credibilidad, que pueda llevar a este país a un camino mucho más planificado y más coherente.
–¿Cómo ve usted la estrategia de comunicación actual del actual gobierno? Hay varios voceros y no hay un mensaje claro.
Este es un gobierno que inició con un capital político muy importante, atado a la lucha contra el narcotráfico y la delincuencia organizada. Ese capital político lo fue manejando, pero la falta de resultados en seguridad, la ralentización de la inversión pública o privada y las denuncias de corrupción que afectan directamente al régimen en sectores estratégicos lo desgastaron.
Lo que nos genera el Gobierno es una narrativa en la que próximamente los ecuatorianos vamos a estar mucho mejor, pero el día a día de los ecuatorianos nos dice que esto no es cierto. Hay una crisis en salud pública sin solución, una crisis en el manejo de la inseguridad que nuevamente el año 2025 cerrará con cifras récord mayores que las del año 2024 y 2023.
Esas vocerías tratan de explicar y convencer a la ciudadanía de esa narrativa publicitaria, pero llega un punto en que la realidad se impone a la publicidad y a la propaganda. Las vocerías del régimen comunican tan mal que dan vergüenza: es evidente que no conocen las cifras, o que hacen unos papelones terribles en el manejo de una comunicación que debería ser más franca.
–Uno de los casos que ha llamado la atención es el que tiene que ver con CNT y Healthbird. Usted indica que hay un fiasco. ¿De qué se trata esto? ¿De una mala gestión estatal, de falta de transparencia?
El tema obedece a un modelo conocido como “startups”, que es cuando una empresa genera condiciones para enriquecerse de manera muy rápida a través de la implementación de tecnología bajo alianzas con gobiernos. Es evidente que el modo en que se manejan estos modelos aplica muchísimo en países en los cuales no existen normativas realmente fuertes que impidan que se contaminen con enclaves de muchísima opacidad y falta de transparencia, generando la sensación de corrupción.
En el caso que estamos hablando, la prensa y los documentos oficiales han señalado circunstancias y elementos de grave sospecha. Incluso la Contraloría ya ha iniciado un examen especial. Además, ¿de qué estamos hablando? Una empresa con un capital de $100 que busca una alianza por $37.7 millones de dólares. Se manejan las cosas de una manera muy desacertada, improvisada, pensando que la ciudadanía, la prensa y los organismos de investigación no se van a enterar.
–Un medio de comunicación nacional comprobó que la empresa ya no operaba físicamente en Miami y que solo se contaba con un vehículo. ¿Quiénes deberían fiscalizar antes de que se aprueben estos contratos y, sobre todo, que estas empresas accedan a la información de miles de ecuatorianos?
Hemos tenido fugas de información en CNT, en el Registro de la Propiedad en Quito, y en por lo menos dos eventos más. La información de los ecuatorianos está en manos de quién sabe qué personas: quién sabe si son mafias, quién sabe si son vacunadores. Quienes tienen que intervenir ahí son los organismos de control, que tienen que hacer auditorías sobre los sistemas tecnológicos. El manejo de las telecomunicaciones es un sector estratégico.
Si los organismos de control no son capaces de garantizar la privacidad de estos datos, yo sugeriría que organismos independientes acudan a organismos internacionales para que se generen auditorías internacionales sobre el manejo de estos sistemas. No puede seguir ocurriendo que la plata de los ecuatorianos salga engordando los bolsillos de unas pocas personas que luego no rinden cuenta, en complicidad con algunos personajes de las esferas políticas.
–En estos dos años de gestión, ¿hay algo que destaque usted del actual gobierno?
Si algo hace bien este gobierno es el manejo de su publicidad y de su propaganda. Es una estrategia de comunicación que le ha servido para manejar su capital político de una manera muy eficiente, pero eso no es bueno para todos los ecuatorianos.
Sería interesante que hayan resultados concretos sobre la política internacional del gobierno ecuatoriano, porque es probablemente el gobierno que más ha viajado en la historia del Ecuador en dos años. ¿Cuáles son los réditos de esos viajes en materia comercial? ¿Cuáles son las inversiones que han llegado? Lo que tenemos son alianzas o convenios internacionales, por ejemplo con China, que generó una alianza comercial donde ciertos sectores se benefician (camarón, banano), pero que habilita también los cerrojos para que los productos chinos inunden el mercado. Esto es un aperturismo infantil.
–¿Qué más destaca?
La pregunta que usted me ha hecho para mí es la más difícil de responder. No ha mejorado. En dos años de gobierno, no veo que estemos mejor en salud, estemos mejor en seguridad, estemos mejor en educación, mejor en empleo, tengamos mayor infraestructura, esté protegido nuestro medio ambiente, o tengamos más inversión privada o pública sin corrupción. No veo nada de eso.
