El Pacífico Ecuatorial continúa enfriándose y ese descenso de temperatura ya se refleja frente a las costas de Ecuador. Este comportamiento confirma que el país entra de lleno en una fase La Niña para el periodo diciembre 2025–febrero 2026, según el Boletín ASP del oceanógrafo Antonio Salvá Pando.
El reporte —publicado el 1 de diciembre de 2025— explica que las Ondas Kelvin frías empezaron a emerger frente a Ecuador en octubre y se fortalecieron en noviembre, profundizando las anomalías negativas en las zonas de monitoreo Niño 3.4 y Niño 1+2. Con ello, el país avanza hacia un trimestre marcado por menores lluvias en la Costa y temperaturas del mar por debajo de lo normal.
La advertencia clave: lo que dice la NOAA
El punto más relevante del boletín es la posición oficial de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), la agencia estadounidense que coordina el monitoreo global del ENSO. Su diagnóstico es directo:
“Se favorece la continuación de La Niña durante el verano del hemisferio sur, con una transición probable a condición neutral entre enero y marzo de 2026 (61 %).”
Es decir, la NOAA confirma que La Niña está activa, seguirá influyendo en el clima regional durante diciembre, enero y febrero, y recién podría debilitarse hacia finales del primer trimestre del 2026.
El boletín también recoge que el Comité Multisectorial encargado del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (ENFEN) coincide con esta lectura: las señales frías ya están instaladas en el Pacífico Oriental.
Ondas Kelvin frías refuerzan el escenario
Durante noviembre se detectaron tres Ondas Kelvin frías, dos propagándose desde el Pacífico central hacia Sudamérica y una tercera emergiendo a fin de mes. Estas ondas son la señal más clara del fortalecimiento de La Niña, pues generan:
-
descensos abruptos de temperatura,
-
enfriamiento superficial y subsuperficial,
-
y un impacto directo frente a Ecuador y hasta la zona peruana de Paita.
Algunos datos clave del fenómeno
Modelos climáticos respaldan el criterio de la NOAA sobre La Niña
El sistema CFSv2 de Estados Unidos prevé un enfriamiento estable durante diciembre, enero y febrero, con cambios recién hacia finales del primer trimestre.
El modelo ECMWF-C3S de Europa también proyecta:
-
Pacífico Central más frío,
-
condiciones normales frente a Ecuador,
-
y lluvias por debajo de lo normal en la Costa.
Los modelos de precipitación confirman el patrón descrito por la NOAA: La Niña desplaza la humedad hacia el norte, intensificando lluvias en Colombia y Brasil, mientras reduce las de Ecuador.
Impactos previstos para Ecuador
La convergencia del enfriamiento, el afloramiento costero y el descenso del nivel del mar da como resultado:
-
Menos lluvias en la Costa (Manabí, Santa Elena y zonas contiguas).
-
Mar más frío, con impacto en pesca y corrientes.
-
Mayor viento y afloramiento, típico de La Niña.
-
Transición a neutralidad recién hacia marzo de 2026, como advierte la NOAA.
La NOAA marca el tono del pronóstico: La Niña sigue firme y su efecto se sentirá en Ecuador hasta febrero, con un inicio de 2026 más seco en la Costa. Aunque el fenómeno no es extremo, sí es consistente y respaldado por múltiples modelos, lo que obliga a monitorear su evolución .
La última fase prolongada de La Niña que vivió Ecuador abarcó entre 2020 y 2023, constituyéndose como el periodo más largo del fenómeno en al menos seis décadas. Durante esos años, las temperaturas de la superficie del mar permanecieron persistentemente por debajo del promedio en zonas clave del Pacífico, lo que afectó la dinámica marina y atmosférica en la costa ecuatoriana. Entre los principales impactos reportados se cuentan una caída en las capturas de peces comerciales —como el atún— debido a cambios migratorios provocados por el enfriamiento del mar, y una notable baja en la producción agrícola costera, en especial en cultivos sensibles a temperatura y humedad. Además, la disminución de lluvias en la franja litoral generó estrés hídrico en zonas rurales, afectando al abastecimiento de agua, la agricultura de subsistencia y la economía local, en particular en provincias costeras como Manabí o Guayas.
